viernes, 28 de agosto de 2009

Acerca del heliograbado

El término heliograbado puede aplicarse a todo procedimiento de grabado fotográfico y, por extensión, a cualquier proceso fotomecánico. Sin embargo, su uso más frecuente y apropiado se ciñe al grupo de técnicas en hueco. El heliograbado o fotoaguatinta proporciona gran resolución de imagen y una extensa gama tonal con negros mates e intensos.

El proceso está vinculado directamente a los orígenes de la fotografía. Tiene sus raíces en las investigaciones de Niépce de las que resultaron las primeras imágenes fotográficas conocidas. Estaban hechas sobre placas metálicas y recibieron el nombre de héliographies. Algunas de estas placas —mordidas al ácido, entintadas y estampadas— pueden considerarse los primeros heliograbados. Desde entonces, y durante décadas, se investigaron procedimientos que conjugaran calidad, permanencia, sencillez y economía. En 1879 el ilustrador bohemio Karel Klíč estableció la técnica de heliograbado más lograda complementando la photoglyphy de W. H. Fox Talbot con el proceso al carbón de Joseph Swan. Posteriormente, su proceso heliográfico se utilizaría de forma generalizada tanto en plancha plana como en rotativa. La adaptación industrial del proceso recibió el nombre de huecograbado rotativo o rotograbado y dominó la industria gráfica en hueco hasta los años 1960. Aún hoy se sigue utilizando el procedimiento fotoquímico original, aunque ya ha sido casi completamente desplazado por métodos electromecánicos o digitales.

El heliograbado fue muy practicado por el británico Peter Henry Emerson —precursor de la denominada fotografía pictórica— quien lo consideraba, junto a la platinotipia, el único procedimiento digno de ser utilizado para la realización de fotografías. La tendencia pictorialista fue impulsada en EEUU por Alfred Stieglitz, editor de las revistas Camera Notes (1897-1903) y Camera Work (1903-1917), muchas de cuyas ilustraciones eran heliograbados de los fotógrafos más destacados de la época. Fuera de las corrientes fotográficas, artistas gráficos como Félicien Rops utilizaron el procedimiento para transferir dibujos a planchas de grabado. Las matrices solían acabarse a mano con punta seca, ruletas, aguatinta o barniz blando, combinando de este modo la imagen fotomecánica con el grabado tradicional. En el campo de la investigación etnográfica es célebre la obra de Edward Sheriff Curtis recopilada en la enciclopedia The North American Indian, formada por más de dos mil heliograbados.

La complejidad y laboriosidad del método, frente a la inmediatez de la imagen digital, es la causa principal de que actualmente muy pocos artistas practiquen esta técnica. Casi toda la actividad en este campo se sitúa en América del Norte. En Europa, cuna del procedimiento, la práctica regular del heliograbado es muy escasa.

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